Un ciudadano de más de 50 años se instala cada día en la avenida Panorámica con la finalidad de ordenar el tráfico vehicular en el lugar y permitir una mejor fluidez.
Con uniforme policial, botas y guantes blancos, cada mañana esta persona inicia su labor de manera voluntaria sin recibir ninguna remuneración además del agradecimiento de los conductores que transitan por el lugar.
Posiblemente, muchas personas tienen demasiada prisa para percatarse de la presencia de este personaje, sin embargo, existen otros ciudadanos que se toman su tiempo para poder apreciar la labor de esta persona que con entereza y voluntad busca dirigir el camino de estos conductores, mejorando también su seguridad.
Julián, nombre convencional, vive en el sector de Achocalla y a pesar de su avanzada edad aún tienen el espíritu de un joven desinteresado que busca colaborar con la población para beneficiar a los demás abandonando incluso sus propias necesidades.
De acuerdo con los vecinos de la mencionada avenida, Julián es quien se queda incluso más de seis horas dirigiendo el tránsito, en el mismo sector, entre tres a cuatro días de la semana, y cuando no está ellos se preguntan por su estado de salud y su seguridad temiendo que hubiera sufrido algún problema.
“Es prácticamente de la zona, él no habla mucho, sólo le gusta dirigir el tránsito y que los conductores sobre todo sean quienes respeten las normas, porque como existe bastante tráfico vehicular y es como una intersección de dos avenidas, él recorre de un punto a otro para que los vehículos no se queden estacionados perjudicando el tráfico vehicular”, explica Simona Torres, propietaria de una tienda desde donde se ve como Julián circula entre los motorizados utilizando el silbato, como un experto oficial de Tránsito.
Esta es una oportunidad en la que el uniforme verde olivo, no solo cumple una labor social, sino es bien utilizado por alguien que con más de 60 años y sin instrucción escolar o académica, sin grados, franjas o estrellas, demuestra que sólo depende de la voluntad para que estas personas puedan ser reconocidas por la población.
Mientras Julián continúa utilizando el silbato y realizando señas con sus manos cubiertas por unos guantes blancos, algunos conductores y transeúntes se detienen a ver si se trata de un oficial de la Policía o de alguien que pese a ser de la tercera edad se mantiene rígido para hacer cumplir las normas de tránsito.
“Siempre lo vemos con admiración, porque pese a que está todo el día bajo el sol y protegido sólo con un pequeño gorro, no pide dinero, no exige soborno, como otros que dicen ser policías de parada, es un ejemplo de entrega, a él deberían pagarle un sueldo y no a tantos malos policías que sólo piden coima”, explica Juana Mamani, conductora de minibús.
EL DIARIO solicitó hablar con este personaje, sin embargo, la respuesta fue admirable “disculpe hay mucho tráfico vehicular, debo seguir trabajando, disculpe”.
A pesar de esto, el Decano de la Prensa Nacional pudo consultarle si alguien le pagaba un sueldo por su labor, pero él negó con la cabeza para dejar claro que él llega desde Achocalla para hacer lo que más le gusta, vestir un uniforme y lograr lo que más se necesita en esta ciudad y que conductores y peatones respeten las normas de tránsito.
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