Sin duda, las educadoras urbanas disfrazadas de cebras, son un atrayente para los ciudadanos, quienes son parte de un proyecto de educación urbana replicado del Gobierno Municipal de La Paz, quienes ayudan a que la población aprenda a la hora de caminar, cruzar calles e incluso al circular con un vehículo, ya sea público o particular.
Para las 60 educadoras urbanas o cebritas que trabajan en este programa que maneja el Gobierno Municipal de Tarija, el objetivo es crear conciencia en los ciudadanos y especialmente en conductores, que bajo las normas del respeto, aprendan y sean el ejemplo ante los demás.
Las educadoras urbanas de Tarija tuvieron el sábado su propia fiesta en el Parque Temático, con la presencia de los niños, realizando diferentes juegos didácticos.
En diferentes ocasiones, las educadoras afirmaron que los niños son sus mayores aliados, los que se encargan de llamar la atención a sus mismos familiares para que cumplan con las señalizaciones de tránsito.
Según la cebrita, Daniela, no es sólo ponerse un disfraz sino también que cada persona aprenda, “si hay un peatón o conductor triste queremos alegrarle la llamada” dijo esta joven de 18 años que afirma sentirse orgullosa de lo que hace.
La responsable de Cultura Ciudadana del Gobierno Municipal de Cercado, Rosario Velázquez, dijo que las “cebritas” cumplieron 5 años de estar en la ciudad, quienes ahora están divididas en dos grupos de 30, una educa a los peatones y otra a los niños. “Es un honor estar como responsable de esta gran familia”.
Este grupo de 60 jóvenes expone su vida a diario para conseguir que las normas de tránsito no sean simplemente para “tenerlas de adorno”, sino para respetarlas, aunque, existen conductores “irresponsables” que no valoran ese trabajo.
El caso más relevante fue el atropello a una educadora urbana, María Joaquina Romero de 18 años, quien fue arrollada por una volqueta, cuando cumplía su trabajo en el barrio de la Terminal de Buses. El caso todavía sigue en proceso en el Tribunal Departamental de Justicia.
Tras este hecho, las educadoras urbanas decidieron paralizar sus funciones por más de un mes, hasta tener las garantías para efectuar su trabajo, además de tener que asistir a sesiones con psicólogos por el trauma que vivieron con ese hecho.
Tras ese trauma, las cebritas volvieron a las calles de la ciudad de Tarija, enseñando, jugando, bailando e incluso haciendo sus “monerías” que buscan mediante el humor, hacer reflexionar a la población en general.
Las educadoras urbanas, además de cooperar en la educación vial, también son apoyo de diferentes programas y campañas municipales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario