lunes, 7 de diciembre de 2015

Cebras: El espíritu de mamá



Dentro de los trajes a rayas hay adolescentes, hombres y mujeres, que fueron ejercitados para lidiar en las calles con conductores y peatones indisciplinados no con órdenes o gritos, sino con cordialidad, buenos modales, humor y mucha, pero mucha paciencia. Esta tarea que parece fácil no lo es, pues en no pocos casos deben soportar disgustos de variada índole, agresiones verbales y hasta físicas.

Será por el instinto maternal o por el amor natural hacia un hijo, pero una madre cebra nunca se raya. Sabe querer a todos por igual, no prohíbe ni impone nada y, por el contrario, reflexiona en conjunto. Lo mismo pasa con las cebras de ciudad… Trajeadas en blanco y negro, de tiernos ojos y un gracioso caminar, derrochan alegría por donde van y siempre están prestas para colaborar a alguien o para posar “profesionalmente” en esa postal que será un recuerdo imborrable de la niñez: ellas, con una flor; ellos, con una corbata o unas coquetas gafas de sol.

Pacientemente y con mucha dedicación se han ido ganando el respeto y la confianza de los citadinos, allá donde trabajan. Estas cebras tienen el espíritu de su madre, Katia Salazar, actual concejala por La Paz y coordinadora del Proyecto Integral de Educadores Urbanos Cebras; la iniciadora de esta exitosa idea que nació en 2006.

Actitud cebra
Desde que la mamá cebra empezó a trabajar este proyecto, le dio una nueva tónica al grupo de la unidad de educación vial porque la sensibilidad de la artista que es y lleva en el alma Katia Salazar sirvió para que cada educador urbano descubra sus fortalezas y adquiera una “actitud cebra”, desarrollando una filosofía cálida, gentil, amable y cariñosa para contrarrestar la agresividad, que no soluciona los problemas sino los empeoran.

El brío de Salazar se complementa con algunas consignas de una filosofía enfocada en lo positivo.

Dentro de los trajes a rayas hay adolescentes, hombres y mujeres, que fueron ejercitados para lidiar en las calles con conductores y peatones indisciplinados no con órdenes o gritos, sino con cordialidad, buenos modales, humor y mucha, pero mucha paciencia.

Esta tarea que parece fácil no lo es, pues en no pocos casos deben soportar disgustos de variada índole, agresiones verbales y hasta físicas.

Educación invertida
Según Salazar, el éxito que las cebras alcanzaron en La Paz se debe a la perseverancia y a la fe que tienen en lo que hacen. Su público meta es la ciudadanía en general, a la que llegan con más facilidad a través de los niños.

Con los más pequeños, justamente, se logró invertir el tradicional concepto de educación, pues después de ver a las cebras son ellos los que enseñan a sus padres.

¿Los adultos tienen remedio, pueden reconducir sus actos de falta de educación vial? “Sí”, responde la mamá cebra, “pero cuando aprendan a ponerse en el lugar de los demás, cuando disfruten de lo que hagan, cuando reflexionen antes de actuar, cuando aprendan a querer al que se equivoque, cuando miren a los niños como prioridad del presente. Solo así podrán ser mejores personas. En cambio los jóvenes son la fuerza que mueve al mundo, son los que logran hermanar a través de la creatividad”.

Un éxito con explicación
Las cebras tienen éxito porque son jóvenes, y ese es su principal valor: están haciendo un tejido social, están dejando un mensaje en la búsqueda de un ser humano comprometido y sano que todos los días siga aprendiendo.

Estos personajes rayados son, sin duda, los más simpáticos de la ciudad, considerando que los problemas urbanos se multiplican con el paso del tiempo y que esto es determinante para la alteración de los ánimos de los transeúntes.

Queridas por los niños y no tanto por algunos conductores que se muestran reacios a mejorar su educación vial, las cebras se aplican todos los días para cambiar la realidad en cuatro ciudades (La Paz, Sucre, Tarija y El Alto), mientras que en una quinta (Potosí) están los tigritos.

Si la población en general colaborara con su labor, las calles seguramente no serían tan caóticas, aminorarían los accidentes y todos viviríamos más tranquilos.

Futbolistas cebras por una hora
Gracias a una invitación de la mamá cebra, Katia Salazar, los jugadores del Club Universitario de Sucre experimentaron en carne propia cómo es ser cebra por una hora. Vistiendo los trajes rayados y las máscaras correspondientes, titulares y suplentes, acompañados por sus pares expertas, recorrieron las calles del centro de la capital tratando de convencer a peatones y conductores de que respeten las leyes de Tránsito.

El capitán del equipo, Marcelo Robledo (en la foto inferior izquierda), reconoció que el trabajo que desarrollan las cebras no es nada fácil: “Me di cuenta de que la gente no respeta la normativa vigente. Casi todos no usan cinturón de seguridad, otros cruzan por medio de la calle... tenemos que ser más conscientes de lo que estamos haciendo, sobre todo por los niños. Yo pensé que las cebras eran solo un traje, pero me di cuenta de que gracias a la educación que ellas brindan, cada día se evitan más accidentes. Tenemos que tener más respeto por las cebras”.

Cebras que educan, burros que sancionan
- Cebras y burros son educadores urbanos y se complementan como hermanos. En Potosí, este año se presentó el proyecto Tigritos.
- El burro imita a los infractores y también los sanciona con una papeleta de infractor.
- Para ser una cebra de la manada del proyecto se debe tener entre 16 y 22 años. Trabajan cuatro horas al día, de lunes a viernes; el resto del tiempo lo usan en capacitación.
- Reciben clases de expresión corporal, ritmo, teatro, dinámica, danza y música.
- Estos educadores urbanos tienen conocimientos de cultura ciudadana y vialidad.
- La primera vez que una cebra de cuatro patas (conformada por dos jóvenes) salió a la calle en Bolivia fue el 19 de noviembre de 2001.
- Su primera tarea era hacer notar que existen los pasos peatonales. De a poco sus labores aumentaron.
- Actualmente hay 216 cebras en La Paz, 110 en Sucre, 70 en Tarija y 60 en El Alto.
- Las empresas de transporte público invitaron a las cebras para que ingresen a los micros y concienticen a los usuarios con temas de cultura ciudadana.
- Trabajan defendiendo y promoviendo los derechos de la niñez, e incursionan en la temática de medio ambiente.
- Este año, nuevamente, fueron nombradas Embajadoras de la Niñez en Sucre.
FUENTE: Fátima Núñez, responsable del Proyecto Cebras en Acción de Sucre


No hay comentarios:

Publicar un comentario