martes, 5 de abril de 2016

Inventan cámaras que ‘regañan’ a los infractores



Mandelieu-la-Napoule, localidad de la costa mediterránea francesa de algo más de 20.000 habitantes, comenzó a instalar en sus calles cámaras de vigilancia que la Policía utiliza para regañar a distancia a quienes cometen infracciones.

“Su caniche acaba de hacer sus necesidades. Le ruego que las recoja” o “ha aparcado usted en un estacionamiento prohibido, gracias por retirar su vehículo”, emite una voz asociada a una de esas cámaras de vigilancia, dotadas de altavoces y controladas por la Policía local.

La medida, que recuerda al personaje del Gran Hermano de la novela 1984, del escritor y periodista británico George Orwell, retomado por formatos de telerrealidad (reality show), pretende luchar contra el aumento de la pequeña delincuencia y corregir la “falta de civismo” de algunos de sus vecinos, explicó la semana pasada el jefe de la Policía del municipio francés, Charly Lambert. Por ahora, siguiendo el ejemplo de la cercana Cannet y de alguna otra localidad inglesa, la Alcaldía instaló aproximadamente 30 de esas cámaras.

Pero las autoridades de Mandelieu-la-Napoule esperan continuar con este despliegue “poco a poco” hasta cubrir los 123 equipos de grabación que actualmente velan por la seguridad de las vías públicas de esta localidad que gobierna el conservador Henri Leroy. Según el jefe de Policía, el peculiar sistema de videovigilancia generó algunas dudas entre los vecinos cuando se instaló a mediados de febrero, pero actualmente la mayoría de los residentes aplaude la medida porque ayuda a mejorar la convivencia cívica, a desalojar una calle en caso de emergencia y a prevenir la delincuencia que tanto preocupa a la región. “Permite actuar antes de que lleguen los agentes de Policía y calmar a los infractores”, agregó el jefe Lambert.

Sin embargo, y a pesar de la opinión de las autoridades, no todos los citadinos aplauden con el mismo entusiasmo que las cámaras de vigilancia no solo les graben, sino que también les reprendan públicamente. “Si nos tienen que decir algo, que vengan. No estamos en Alcatraz”, se indignó un viandante en declaraciones recogidas por el semanario Le Point.

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